Ni miré l'oratge, para qué, ya tenía claro de qué iba este domingo. Me falló una ruta por la Marina Baixa y tenía pendiente acabar de recoger hierbas para mi primera remesa de herberet. El Cabeçó, un buen lugar. El día, cojonudo. Mejor que si hubiera salido solete. Llovió, nublado todo el rato y el cuñao y yo disfrutando del monte a saco. Cogí lo que necesitaba y el monte tuvo a bien darme. Sabré agradecérselo mientras me dure la cantina y siempre, siempre lo amaré, aunque me escupa a veces, que un mal día lo tenemos cualquiera.
Aquí el cuñao y yo viendo la nube subier desde Pla de Cabeçó. Impresionante.Y en esta pano un grato espectáculo desde lo alto del Racó de Seva.
Aquí el cuñao y yo viendo la nube subier desde Pla de Cabeçó. Impresionante.Y en esta pano un grato espectáculo desde lo alto del Racó de Seva.
Y retomando el tema que comentaba cuando El Cid de lo de salirse de pista... Me quedo mirando el paisaje y no veo más que escapes, rutas, salidas, accesos, enmerdes. Es genial lo que te ofrece y ridículo cómo tenemos en muchas ocasiones (en muchísimas) la mente estructurada. Es un tema peliagudo, se ha cobrado vidas, pero me resulta inevitable pensar en ello.
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