Llegando a Kathmandu: Los viajeros dicen que lo importante no es el destino, sino el viaje en sí mismo. Nosotros nos aplicamos el cuento siempre que salimos de casa, es una manera de disfrutar de cada momento de un viaje por desesperante que pueda parecer.
Cuando viajamos lo primero es armarse de paciencia y abrir la mente, además de ser consciente que el lugar a donde vamos nos adopta. Allí nosotros somos los extraños, los que hacemos las cosas 'raras' y comemos cosas diferentes. Allí somos 'sus invitados' y como tales trataremos de adaptarnos a ellos. No trataremos de imponer nuestras tradiciones y constumbres, resperaremos la de los nativos del país.
Casi toda aventura comienza en el aeropuerto y, con esto de buscar billetes más baratos, nos toca hacer trasbordos en mil y un aeropuertos. Nuestro vuelo era Madrid-Londres-Bahrein (Manama)-Kathmandu: ahí es na'!. El cálculo de horas desde que nos metiamos en la T-4 de Barajas hasta la recogida de equipaje en Kathamndu era de 22 horas, 14 horas de vuelo y el resto de 'transfers'.
Al as 11 de la mañana estabamos en la T-4, a las cuatro y media salia el vuelo a Londres, pero con eso de los controles queriamos estar prontito, recogimos las tarjetas de embarque hasta Londres (volabamos con Iberia), pero nos facturaron las maletas hasta Bahrein, cosa que ya me pareció extraña. Una vez en londres lo primero fue buscar la oficina de Gulf Air, la compañia de bandera de Bahrein, donde una señora muy seria y con un ingles bastante durillo, me da dos bordings más: Londres-Bahrein, Bahrein-Kathmandu, le cuento que nuestras maletas estan facturadas solo hasta Manama pero ella se hace la sueca... Comenzamos a rezar: todo el equipo de trekking puede aparecer en Sidney...
La espera en Heatrow es eterna, 5 horas dando vueltas y tomando alguna pinta de cerveza carísima que otra. El amigo Antonio, que se apuntó al viaje a ultima hora, fue el que peor lo pasó, es fumador y tuvo que pasar toooooooodo el tiempo sin un cigarrillo.
Sale el vuelo por fin, son casi 7 horas hasta Manama, la capital de esta islita-estado situada en el golfo pérsico. Cuando aterrizamos son las 7 y media de la mañana de allí, apenas hay diferencia horaria con España, una hora más.
Ahora comienzan las sorpresas. Nuestro vuelo debería salir a las 10:15, pero en el embarque que nos dieron en Londres pone las 12:00. Así que se pone la maquinaria en marcha: lo primero (despues de saber que estaremos dos horas mas alli) es ir a ver como esta el tema de nuestro equipaje. La chica de la Gulf, muy amable, hace las gestiones y promete que lo reenvia a Kathmandu, pero que me lo confirma en una hora. Cuando voy de nuevo, me dice que ya esta arreglado y, con un vistazo a la pizarra, veo que el vuelo sale a las 14:00 horas. Nuestro amigo Antonio se desespera pero como hay una sala de fumadores, lo lleva mejor. Un grupito de españoles que vamos en el vuelo nos lanzamos a protestar a la oficina de Gulf donde a mi ya me tienen por un viejo conocido.
Unas horas más tarde, tras pasear mil veces el aeropuerto, nos dan un bocata y un zumo para hacer más amena la espera, en el aeropuerto de Manama hace un frio terrible mientras que fuera hay casi 50 grados.
Tras una siesta, abrimos los ojos para ver en la pizarra que el vuelo SALE A LAS 4 DE LA TARDE!!.. De nuevo la comitiva baja a la Gulf donde nos atiende un señor diciendo que nos van a llevar a un hotel a Manama porque el vuelo no saldra a las cuatro, SINO A LAS 11:30 DE LA NOCHE. Jejejeje...
Y no hay mal que por bien no venga, tooooooooodo el vuelo salimos de la zona de embarque, nos ponen el sellito de turista en el pasaporte y unas furgonetas nos recogen en la calle. Vamos a conocer un pais que muchos situaban en el mapa ese día.
Salir del aeropuerto a medio es algo impactante. Yo he estado en el Sahara en agosto y en el Postiguet en plena canícula estival, tambien en Benares o Nueva Delhi con su terrible humedad veraniega: pues salir a Manama es todo eso junto. Hay una neblina que limita la visibilidad a medio kilometro, ni tan siquiera vemos la cumbre de los inpresionantes edificios de la capital. El aire acondicionado de la furgo no da para drenar la humedad ni sofocar el calor. Apenas asomas a la calle comienzan a sudarte las manos, luego chorrean y cuando llegas a la furgoneta, has mojado toda la camiseta: leemos en el termómetro fuera del aeropuerto 48 grados a la sombra y 97% de humedad.
Nos llevan a un aparthotel, nos quitan el pasaporte y nos meten en habitaciones clasificados por género y de seis en seis, obviamente, luego nos mezclamos, somos unos 20 españoles y todos vamos a Nepal a 'trekkear'.
Tras una siesta nos traen una comida-cena, nadie se atreve a salir del hotel a una zona cercana de bares, la verdad es que no hay nadie por la calle, pasamos la tarde entre bromas y bastante buen humor a pesar de que hemos perdido nuestra primera noche en Kathmandú.
A las 9 estamos en la calle esperando a las furgos que nos deben llevar al aeropuerto. Sigue haciendo el mismo calor y humedad que a medio día, parece que estemos sobre un horno.
A las 10 estamos de nuevo en el congelador que es el aeropuerto de Manama, si no pillamos un resfriado o algo peor, sera por un milagro.
El vuelo no se ha vuelto a retrasar, en nuestra puerta hay un avión y parece que saldremos... y sí, embarcamos y con algo de retraso, (un cuartillo de hora más) salimos hacia Kathmandú.
Tras una duermevela de 5 horitas estamos aterrizando, Nepal esta bajo las persistentes nubes monzónicas, llueve sobre kathmandú. El aeropuerto es pequeño y no tan desordenado como pudiera parecer. Toca despedirse de los conocidos: Marisé y Rafa (de Alcoi i Ontinyent) haran los Annapurnas, como nosotros pero con dias de diferencia, Fran y Rosa (catalanes) tienen otra ruta, Iban (vasco) se va hacia el Dahulagiri...
En la foto: Thamel, el barrio donde nos metemos los turistas en Kathmandú...
Prima buscar un taxi y negociarlo. Yo ya conozco lo que nos espera en la calle porque he estado antes por la zona... setecientos taxistas ofreciendose. Sin agobios pillamos uno y por 200 rupias nos deja en el hotel que hemos elegido en la guia, no muy cerca de Thamel (el centro de Kathmandu) pero no muy lejos. Sabemos que podriamos haber negociado un mejor precio. En los regateos uno para cuando considera que el precio es el justo.
Salimos a la calle, no hace demasiado calor aunque son las 6 de la mañana. Una suave llovizna nos despierta de estas casí 35 horas de viaje entre Madrid y Kathmandú: es ahora cuando comienza de verdad el viaje.
Los pies de Miquel: "Una mica tard ens donem compte que per al monzó hi ha que anar un poc més preparat (i mira que ja el coneixia d'una expedició a l'India). Maribel, que sol patir molt dels peus no te cap problema al llarg del trekking, pero jo, que mai he tingut cap problema, ho passe prou mal.
Els primers i ultims dies de la volta als Annapurnes la ruta va per la jungla, hi ha molta humitat, pluja i desgel de les glaçeres que s'amaguen entre les boires. El sender, sovint, es un riu i els 'landslides', deslizaments de terres, paraula que aprens de seguida, borren del mapa la senda i t'obliga a clavar-te en el fang o creuar rius o rambles... En resum, tanta humitat va afectar al dos dits xicotets dels meus peus, tenen la maleïda costum de clavar-se baix dels dits dels costats i, per culpa d'anar tot el dia mullats, així van acabar.
El día de Torong-La estaven quasi be, pero la espantosa baixada fins a Mutinakh (de quasi 2000 metres de desnivell per l'antiga morrena d'una glaçera) les va tornar a destroçar. Els primers passos pel vall i el riu Kali Gandaki van ser terribles, el pijor dia. I uns dies despres, quant de nou estaven quasi curats, vaig cometre l'errada de llevar la venda. De nou plujes intenses ens van obligar a creuar rius i desprendiments (fang). L'arribada a Galeshwar, el final del trekking, va ser una mescla de llagrimes d'emoció i dolor, un dolor prou intens. En la foto dels peus, els meus son els de baix. Pero em va servir de consol trobar a una irlandesa encantadora: Wendy (els peus de dalt), que tenia els peus pijor que jo: vam caminar junts tota la jornada i va consumir les reserves de compeed i tiretes que em quedaven. Va arribar literalment arrastrant els peus. Eixe dia vam caminar quasi 8 hores.
L'altra foto es l'estat en que van quedar les sabates, tal volta, massa enclenques per a l'aventura. A la zona de jungla millor unes xancles (si no t'importa que les sangoneres s'alimenten de tu) i a la muntanya unes botes lleugeres. En qualsevol cas, davant del dubte, millor unes botes amb gore-tex: es compensa el pes.
Sempre aprenent."
Miquel desde el techo del mundo. Porteos de cable: "Esto si que es un porteo, Llevaba a cuestas casi 70 kilos a lo largo de 5 dias y el sistema era llevarlo a la esplada pero con una cinta sujetado a la frente (vaya tela con las cervicales). Era cable para un tendido electrico en una minicentral. Y yo quejandome de llevar 100 metritos de cable a la ferrata".
"Un sueño pasear entre ochomiles" (6 de septiembre de 2008)
Mi amigacho Miquel de beneixama me manda este mensaje desde los techos del planeta: "Desde Thourong-La, un alto collado, puerta norte del valle más profundo del mundo: Kali Gandaki, entre el Annapurna I y el Dhaulagiri, 8091 y 8167 separados 38 km. El rio discurre a unos 800 metros de altitud, 7500 metros de desnivel. Un sueño pasear entre ochomiles.".
Cuando viajamos lo primero es armarse de paciencia y abrir la mente, además de ser consciente que el lugar a donde vamos nos adopta. Allí nosotros somos los extraños, los que hacemos las cosas 'raras' y comemos cosas diferentes. Allí somos 'sus invitados' y como tales trataremos de adaptarnos a ellos. No trataremos de imponer nuestras tradiciones y constumbres, resperaremos la de los nativos del país.
Casi toda aventura comienza en el aeropuerto y, con esto de buscar billetes más baratos, nos toca hacer trasbordos en mil y un aeropuertos. Nuestro vuelo era Madrid-Londres-Bahrein (Manama)-Kathmandu: ahí es na'!. El cálculo de horas desde que nos metiamos en la T-4 de Barajas hasta la recogida de equipaje en Kathamndu era de 22 horas, 14 horas de vuelo y el resto de 'transfers'.
Al as 11 de la mañana estabamos en la T-4, a las cuatro y media salia el vuelo a Londres, pero con eso de los controles queriamos estar prontito, recogimos las tarjetas de embarque hasta Londres (volabamos con Iberia), pero nos facturaron las maletas hasta Bahrein, cosa que ya me pareció extraña. Una vez en londres lo primero fue buscar la oficina de Gulf Air, la compañia de bandera de Bahrein, donde una señora muy seria y con un ingles bastante durillo, me da dos bordings más: Londres-Bahrein, Bahrein-Kathmandu, le cuento que nuestras maletas estan facturadas solo hasta Manama pero ella se hace la sueca... Comenzamos a rezar: todo el equipo de trekking puede aparecer en Sidney...
La espera en Heatrow es eterna, 5 horas dando vueltas y tomando alguna pinta de cerveza carísima que otra. El amigo Antonio, que se apuntó al viaje a ultima hora, fue el que peor lo pasó, es fumador y tuvo que pasar toooooooodo el tiempo sin un cigarrillo.
Sale el vuelo por fin, son casi 7 horas hasta Manama, la capital de esta islita-estado situada en el golfo pérsico. Cuando aterrizamos son las 7 y media de la mañana de allí, apenas hay diferencia horaria con España, una hora más.
Ahora comienzan las sorpresas. Nuestro vuelo debería salir a las 10:15, pero en el embarque que nos dieron en Londres pone las 12:00. Así que se pone la maquinaria en marcha: lo primero (despues de saber que estaremos dos horas mas alli) es ir a ver como esta el tema de nuestro equipaje. La chica de la Gulf, muy amable, hace las gestiones y promete que lo reenvia a Kathmandu, pero que me lo confirma en una hora. Cuando voy de nuevo, me dice que ya esta arreglado y, con un vistazo a la pizarra, veo que el vuelo sale a las 14:00 horas. Nuestro amigo Antonio se desespera pero como hay una sala de fumadores, lo lleva mejor. Un grupito de españoles que vamos en el vuelo nos lanzamos a protestar a la oficina de Gulf donde a mi ya me tienen por un viejo conocido.
Unas horas más tarde, tras pasear mil veces el aeropuerto, nos dan un bocata y un zumo para hacer más amena la espera, en el aeropuerto de Manama hace un frio terrible mientras que fuera hay casi 50 grados.
Tras una siesta, abrimos los ojos para ver en la pizarra que el vuelo SALE A LAS 4 DE LA TARDE!!.. De nuevo la comitiva baja a la Gulf donde nos atiende un señor diciendo que nos van a llevar a un hotel a Manama porque el vuelo no saldra a las cuatro, SINO A LAS 11:30 DE LA NOCHE. Jejejeje...
Y no hay mal que por bien no venga, tooooooooodo el vuelo salimos de la zona de embarque, nos ponen el sellito de turista en el pasaporte y unas furgonetas nos recogen en la calle. Vamos a conocer un pais que muchos situaban en el mapa ese día.
Salir del aeropuerto a medio es algo impactante. Yo he estado en el Sahara en agosto y en el Postiguet en plena canícula estival, tambien en Benares o Nueva Delhi con su terrible humedad veraniega: pues salir a Manama es todo eso junto. Hay una neblina que limita la visibilidad a medio kilometro, ni tan siquiera vemos la cumbre de los inpresionantes edificios de la capital. El aire acondicionado de la furgo no da para drenar la humedad ni sofocar el calor. Apenas asomas a la calle comienzan a sudarte las manos, luego chorrean y cuando llegas a la furgoneta, has mojado toda la camiseta: leemos en el termómetro fuera del aeropuerto 48 grados a la sombra y 97% de humedad.
Nos llevan a un aparthotel, nos quitan el pasaporte y nos meten en habitaciones clasificados por género y de seis en seis, obviamente, luego nos mezclamos, somos unos 20 españoles y todos vamos a Nepal a 'trekkear'.
Tras una siesta nos traen una comida-cena, nadie se atreve a salir del hotel a una zona cercana de bares, la verdad es que no hay nadie por la calle, pasamos la tarde entre bromas y bastante buen humor a pesar de que hemos perdido nuestra primera noche en Kathmandú.
A las 9 estamos en la calle esperando a las furgos que nos deben llevar al aeropuerto. Sigue haciendo el mismo calor y humedad que a medio día, parece que estemos sobre un horno.
A las 10 estamos de nuevo en el congelador que es el aeropuerto de Manama, si no pillamos un resfriado o algo peor, sera por un milagro.
El vuelo no se ha vuelto a retrasar, en nuestra puerta hay un avión y parece que saldremos... y sí, embarcamos y con algo de retraso, (un cuartillo de hora más) salimos hacia Kathmandú.
Tras una duermevela de 5 horitas estamos aterrizando, Nepal esta bajo las persistentes nubes monzónicas, llueve sobre kathmandú. El aeropuerto es pequeño y no tan desordenado como pudiera parecer. Toca despedirse de los conocidos: Marisé y Rafa (de Alcoi i Ontinyent) haran los Annapurnas, como nosotros pero con dias de diferencia, Fran y Rosa (catalanes) tienen otra ruta, Iban (vasco) se va hacia el Dahulagiri...
En la foto: Thamel, el barrio donde nos metemos los turistas en Kathmandú...
Prima buscar un taxi y negociarlo. Yo ya conozco lo que nos espera en la calle porque he estado antes por la zona... setecientos taxistas ofreciendose. Sin agobios pillamos uno y por 200 rupias nos deja en el hotel que hemos elegido en la guia, no muy cerca de Thamel (el centro de Kathmandu) pero no muy lejos. Sabemos que podriamos haber negociado un mejor precio. En los regateos uno para cuando considera que el precio es el justo.
Salimos a la calle, no hace demasiado calor aunque son las 6 de la mañana. Una suave llovizna nos despierta de estas casí 35 horas de viaje entre Madrid y Kathmandú: es ahora cuando comienza de verdad el viaje.
Los pies de Miquel: "Una mica tard ens donem compte que per al monzó hi ha que anar un poc més preparat (i mira que ja el coneixia d'una expedició a l'India). Maribel, que sol patir molt dels peus no te cap problema al llarg del trekking, pero jo, que mai he tingut cap problema, ho passe prou mal.
Els primers i ultims dies de la volta als Annapurnes la ruta va per la jungla, hi ha molta humitat, pluja i desgel de les glaçeres que s'amaguen entre les boires. El sender, sovint, es un riu i els 'landslides', deslizaments de terres, paraula que aprens de seguida, borren del mapa la senda i t'obliga a clavar-te en el fang o creuar rius o rambles... En resum, tanta humitat va afectar al dos dits xicotets dels meus peus, tenen la maleïda costum de clavar-se baix dels dits dels costats i, per culpa d'anar tot el dia mullats, així van acabar.
El día de Torong-La estaven quasi be, pero la espantosa baixada fins a Mutinakh (de quasi 2000 metres de desnivell per l'antiga morrena d'una glaçera) les va tornar a destroçar. Els primers passos pel vall i el riu Kali Gandaki van ser terribles, el pijor dia. I uns dies despres, quant de nou estaven quasi curats, vaig cometre l'errada de llevar la venda. De nou plujes intenses ens van obligar a creuar rius i desprendiments (fang). L'arribada a Galeshwar, el final del trekking, va ser una mescla de llagrimes d'emoció i dolor, un dolor prou intens. En la foto dels peus, els meus son els de baix. Pero em va servir de consol trobar a una irlandesa encantadora: Wendy (els peus de dalt), que tenia els peus pijor que jo: vam caminar junts tota la jornada i va consumir les reserves de compeed i tiretes que em quedaven. Va arribar literalment arrastrant els peus. Eixe dia vam caminar quasi 8 hores.
L'altra foto es l'estat en que van quedar les sabates, tal volta, massa enclenques per a l'aventura. A la zona de jungla millor unes xancles (si no t'importa que les sangoneres s'alimenten de tu) i a la muntanya unes botes lleugeres. En qualsevol cas, davant del dubte, millor unes botes amb gore-tex: es compensa el pes.
Sempre aprenent."
Miquel desde el techo del mundo. Porteos de cable: "Esto si que es un porteo, Llevaba a cuestas casi 70 kilos a lo largo de 5 dias y el sistema era llevarlo a la esplada pero con una cinta sujetado a la frente (vaya tela con las cervicales). Era cable para un tendido electrico en una minicentral. Y yo quejandome de llevar 100 metritos de cable a la ferrata".
"Un sueño pasear entre ochomiles" (6 de septiembre de 2008)
Mi amigacho Miquel de beneixama me manda este mensaje desde los techos del planeta: "Desde Thourong-La, un alto collado, puerta norte del valle más profundo del mundo: Kali Gandaki, entre el Annapurna I y el Dhaulagiri, 8091 y 8167 separados 38 km. El rio discurre a unos 800 metros de altitud, 7500 metros de desnivel. Un sueño pasear entre ochomiles.".
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