Decidle que iré, que la quiero

Así la veo desde el ventanal de la habitación de mi Marcelo. Ese inagotable creador de sueños y sensaciones hoy, por fin, se ha vestido de blanco:
Pero nada de nada al menos hasta el lunes. Ya sé dónde voy a ir. Es un rinconcito al que nadie va a llegar. ninguno de los miles que se van a echar como locos a manosearla.
Y también esta pano de Aitana... ¿Se nos casa?:
Así las cosas, disfrutad, revolcaos, saludadla de mi parte. Que iré, que sí, que la cortajaré y la acariciaré dejando que algún trocito suyo se deshaga entre mis labios, entre mis manos. Y llegaré a casa y soñaré con ella, con el brillo de sus ojos, que dicen que es frío pero que a mí me atempera el alma. Y decidle que regresaré. Y que no me importaría quedarme con ella... Para siempre.

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