El cable y el madroño

Estamos en plen o periodo de madroños. Llevo dos semanas largas poniéndome hasta la boina de estos deliciosos frutos sin que oso alguno me los arrebate. Está claro, el día que se plante uno delante ,e piro y todos para él.
Y esta fin de semana no ha sido diferente...

Comenté con el 'gurmet' de Gálvez y con Pilar y Susi de testigos que cuando saliese al monte traería para degustar, para hacer mermelada... Pero íbamos en cuadrilla y cayeron todos menos un puñadito que traje amarillos para que madurasen poco a poco en casa y así hacerme a la idea de que estoy a todas horas en el monte.
Estaba medio planeado y al final el viernes por la noche zanjamos: Ferrata el Ponoig con los chavales el sábado por la mañana. Añadimos a la pareja de padres e hijos al magnífico David, quien siempre sabrá perdonar mis salidas de senda.

Pasado el ecuador de octubre y aquí no llega el invierno ni poniéndole bollicaos en los morros. Mi Marseliki ya empieza a andar suelto en la vertical grapada y a mí se me cae la baba...

Me encanta mirar hacia atrás y ver cómo va sueltecico por el cable. Para Andreu era la primera ferrata y también fue un disfrute total. Otro baboso el Pedro. Ya estamos ansiosos por ir a los barrancos con ellos. David, siempre una gran compañía, más buena gente que yo qué sé...

Marcelo, David y al fondo Pedro y Andreu.

David hizo un tremendo esfuerzo después de una noche de alegría. Mereció la pena.

Apreciamos la perspectiva diferente que ofrece la verticalidad, el paisaje visto desde la separación que ofrece la altura. Nos sentimos grandes y al mismo tiempo diminutos en este maravilloso escenario. Todo cambia, y con un poco de imaginación podemos pintar un nuevo cuadro de loq eu más queremos...