¡Busco zorro con cazuela en boca!

Ja, ja, ja... Cómo en los viejos tiempos. Busco al zorro para que me devuelva mi cazuela. Si alguien ve a uno de estos con una perola pringada de huevos revueltos con cebolla... Su cabeza tiene precio. Yo no pensaba que en una fría noche se atreviesen a subie a más de 3000 para chulearnos el papeo, pero sí. Y lo habíamos hablado Esteban y yo de camino, todos tenemos una experiencia con el zorro en Sierra Nevada, pero tan alto. Pues sí, por una miseria de comida son capaces de hacer alta montaña de noche, sin frontal, piolet ni crampones. Son la leche...
Bueno, a falta de la fe murciana personificada en Hortensia, que se quedó a ras de suelo también por motivos caninos, arreamos Esteban y yo a hacer un periplo tresmilero en Sierra Nevada, un rollito expres. Buena pieza el esteban, se ha criado como quien dice entre estas piedras y encima es geólogo... ¿Con quién mejor?
Empezamos el lunes a eso de la una del mediodía a buscar la Piedra de Los Ladrones, al fondo dejamos el Postero Alto:
Y en uno de estos piedros a Esteban se le extravía la cámara de fotos. La única muestra de que es suya es que hizo una foto de mi atlética, robusta y espléndida figura que quién sabe si apreciaremos.
Y en esas alcanzamos la cuerda de los 3miles unas tres horas más tarde. Al fondo la imponente Alcazaba al final del regero de cimas que vamos acariciando:
A eso de las siete de la tarde nos planteamos poner el huevo y lo hacemos en los vestigios de un vivac al pie del Puntal de Vacares. Reconstruimos unos restos en la cara este de la piedra y aprovechamos los últimos brillos del sol para despedir el día:
Pero antes de rematar la jornada me apetece encaramarme a esta peñita, pero no le llego ni a la suela del zapato a la monstruosa Alcazaba, la que hay detrás:
El cielo se queda raso y la temperatura cae a saco. Cenamos y no más tarde de las 10 estamos en el saco. Dormimos tranquilamente hasta que a eso de las 5:40am salta la alarma. Al mismísimo tiempo se suceden el berrido de Esteban y mi incorporación al sentir el sonido de la cazuela contra las piedras. Esteban cuenta que el zorro se le ha arrimado hasta el cogote con maliciosas intenciones. Yo inmediatamente pienso que va a relamer mi perola y podré guardarla limpia en la mochila. Dudas:
El caso es que además de marear la perdiz y dejarnos en duermevela el resto de la noche se ha llevado la perola y la bolsa que la contenía. ¿Cómo se puede ser tan perro (=vago, sinvergüenza, jeta...) para preferir pegarse semejante pateo antes de perseguir un fresco conejo para comer?. En fin.
Entre pensamientos sale un sol maravilloso que me baña el rostro de luz y me recuerda que nos espera más maravillosa sierra. Piedra, nieve y cielo divinos:
Empiezo pronto a notar su calorcito y entre plumas empieza la tertulia y el nuevo día:
Sólo nos hemos visto los rostros el uno al otro. Nadie -humano me refiero- ha aparecido por la zona. Alguna huella, sí, pero poca cosa.
Con estas recogemos el campamento y continuamos implacablemente fieles a la cuerda, hasta el Puntal de Vacares, que es el pico que asoma al fondo:
El único paso algo delicado se encuentra a pocos metros de la cima del Puntal. Superamos el escalón sin problemas.
Esteban me cuenta que es su zona preferida de Sierra Nevada. ¡A mí me gusta tanto TODO esto!... No tengo un especial amor a una zona concreta... Buena gente y buen lugar, y aquí y ahora se dan ambas circunstancias:
Salimos del P. de Vacares hacia el Puntal de Calderetas y comenzamos el descenso. Cruzamos el Barranco de las Calderetas del Goterón hacia el Río Juntillas y hasta encalomarnos en la Acequia de Vacares.
Transitamos sobre esta hasta cruzar el Barranco del Sabinar y comenzar el ascenso al Puerto de Jerez dejando primeramente el río a la derecha y siguiendo por otra acequia. El camino empieza a estar marcado y el destino, el Puerto de Jerez, allá al fondo, claro. Pasaremos al otro lado del cauce y llegaremos al puerto después de una prolongada y amable subida carente de empinamientos. Desde el Puerto de Jerez la cosa está clara, pero regresamos a la Piedra de Los Ladrones en busca de la cámara de Esteban. Y sin el premio el descenso al refugio del Postero Alto. Cervezas y patatíviris.
Grandes, han sido un par de grandes jornadas de montaña que me han recargado para mucho tiempo (mañana insistiremos con algo).

Comentarios