El agua, una vez más el agua...

Salimos de nuestras casas. Viviendas con luz y agua, con vecinos, con paredes, puertas y ventanas. Montamos en un coche. Un motor casi imposible de comprender que arrastra un habitáculo confortable, con música de fondo. Circulamos sobre el asfalto. Hay semáforos. Otros vehículos con los que entenderse. Señales. Carreteras cada vez más estrechas. Viviendas, quizás, menos sofisticadas. Curvas. El gris se torna verde. El murmullo de ese estupenda máquina ahora es el canto de igualmente desconocidos seres. Nos pertrechamos para penetrar en otro mundo en el que el aparente caos hace imposibles señales que lo encaucen.
El agua, una vez más el agua, es la encargada de transportarnos a ese otro espacio... A veces se me antoja ensangrentado, me siembra dudas sobre su futuro la fragilidad de su armonía...
Nos fundimos en este universo de agua, roca, luz, música, erosión. Los barrancos son esto y más. Son la unión de universos que difícilmente se pueden saborear en otro entorno...
Este reducido espacio, este pequeño trozo de mundo nos deja conocerlo, pero nos advierte. A veces cambio el filtro de mis ojos y veo amenazas. Todo el mundo debería de pasar por este túnel para salir con algunos conceptos cambiados.
Salimos del sueño con ese olor a poza que me gustaría conservar días y días. Me llevo un aroma que no me pertenece. Pero también el barranco se ha quedado con algo mío. Es un intercambio de energías que yo necesito más de él que al revés.
De nuevo caminamos por la superficie, con el valle a nuestros pies. Aún veo un fondo de sangre...

Salimos, pero ya soñamos con volver...
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Raquel, Atalanta, Jero, Michel, Jesús y el secretario descendieron el Barranco de l'Abdet con un inmenso cariño, acariciando cada tramo pulido de su roca y sintiendo el fresco de sus aguas claras. Gracias, una vez más, por permitírsenos haberlo hecho.

Comentarios

  1. Hola, gordolobo en flor...
    Cinco tesoros encontré en las pozas ese día.

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  2. Precioso lugar y mejor compañía. Me ha encantado. Gracias por todo.
    Todavía sonrío.

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  3. ¿Gordolobo en flor...? Jamás me llamaron de semejante manera.

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