... me he dejado un potrillo en los Pirineos

¡¡¡¡¡AQUÍ EL VIDIET DEL PALOMERAS DEL FLUMEN!!!!!
Esto es necesario. Cada año lo llevo a cabo al menos una vez. Unos excelentes compañeros de ruta y unos no menos espectaculares escenarios para la acción.
Pedro, Jorge y el secretario con el ref Tabernés al fondo, ya en pleno Posets-Maladeta.
Salimos con un plan más o menos establecido. Después de unas cuantas horas de carretera llegamos a San Juan de Plan, donde la famosa caravana. El del supermercado nos dice que a partir de ahora allí no queda ni el Tato (este debe de ser el que siempre se va el último en las fiestas). Salimos del pueblo y ascendemos la pista que lleva al campamento de monjitas de la Virgen Blanca (con este nombre no podía ser del club de ateos de Villadiego, claro) y posteriormente al idílico prado dominado por el Refugio de Tabernés, en el magnífico Parque Natural de Posets-Maladeta.
Refugio de Tabernés
Además de enamorarme del emplazamiento lo hago de este estupendo potrillo. Nos encariñamos mutuamente. Jamás sentí tal atracción por un cuadrúpedo de estas características.
'Mi' potrillo y yo... los primeros contactos.
Es jovencito y tiene las hormonas revolicás, casi todo el tiempo está medio empalmado y ha visto en este humano al que represento un buen compañero de barrabasadas. Me da mordisquitos, topetonitos con la cabeza, se quiere llevar mi mochila…

En fin, maniobras para atraer mi atención. Y lo consigue. Jorge no admite al animal en su furgoneta, hubiéra sido un inigualable presente para mis hijos. Jaime me está pidiendo un perro, quizás este potrillo le hubiera valido también como mascota.
Mientras sucede lo anteriormente descrito hemos descargado los trastos, seleccionado el material y pertrechado con lo necesario para coronar el Bachimala vía Collado de la Señal de Biadós y la punta del Sabre.
Va cayendo el sol y vamos ganándole metros a la montaña. Salimos por la pista, dejamos el bosque y pronto nos encalomamos en la cuerda que lleva al collado. Por las reseñas sabemos que allí hay una suerte de vivac en el que pensamos pasar la noche.
Hito que marca el Collado de la Señal de baidós
Una vez en el palacete nos dedicamos a levantar las paredes de piedras mientras definitivamente cae la noche. Y con la noche lega el fresco, el viento, el frío y aquellas nubes negras que arrastra el aire se ponen sobre nuestras cabezas. Chispea con más o menos fuerza y tras celebrar un consejo de sabios nos medio preparamos para salir zumbando en caso de aguacero.
Los planes están para cambiarlos, eso siempre, pero no va a ser hoy. Deja de gotear y decidimos embutirnos. Me ensaco con toda la ropa que tengo, hasta con el pantalón impermeable. Mi casposaco no es garantía de confort a estas alturas y temperaturas.
En una de esas que abro los ojos a mitad noche veo una maravillosa luna y una cuadrilla de estrellas entre nubarrones. Me alegra y sigo hibernando, aunque el frío ya se me ha metido en el cuerpo. Son las 5 de la mañana. A las 7:30 aproximadamente me decido, salgo, me quito el agarrotamiento del cuerpo y en breve lo hacen Pedro y Jorge. Los planes van a seguir su curso: La cresta que une la Punta del Sabre y el Gran Bachimala.
Buenos días... Mis hermanos en el perfecto círculo que nos ha albergado esta noche
Buenos días Pirineos. Seguimos la huella, los hitos… Y pronto vemos claro el futuro a corto plazo.
Empezamos la ascensión. Primer objetivo la Punta de Sabres.
La cresta no es complicada, algún paso delicado quizás. Muy aéreo… Y HERMOSA. Al sur el valle con el río Cinqueta al fondo.
Cada vez más cerca de Sabres
La cara norte es francesa y en esos momentos está colmada de nubes que chocan contra la roca, rebufan y buclean de nuevo hacia el país vecino. Me emborracho de paisaje. Mira, aquí estamos los tres ciegos perdidos de roca y nubes, esa droga que no da positivo pero es la más adictiva que conozco.
Espectacular baño de roca y nubes.
Entre la Punta del Sabre (3.136msnm) y el Gran Bachimala o Schrader (3.177msnm) se concentra la mayor parte de la zona de cresterío de este recorrido. Cada paso y cada giro de cuello nos ofrecen unas espectaculares sensaciones.
Hermosa cresta
Una vez en Bachimala sacamos algo de picar y analizamos la situación. Queda un precioso tramo de cresta hasta el Puerto de la Pez. Llegar hasta allí era la idea inicial pero hay que descender para después retomar la cresta salvo otras maniobras por la rota ladera que llevaría directo. Nos iba a llevar mucho tiempo y de nuevo ‘conclaveamos’ y decidimos descender lo más ligeritos posible para hacer el barranco Gorgas de la Pez, que es el que nos dejábamos para la segunda jornada.
El descenso es rompecuádriceps, pero felicidad como contrapartida. Volvemos a camimar por sendas entre árboles, regatos y llegamos al pluviómetro que hay junto al Cinqueta. Vemos la salida del baranco que haremos por la tarde, después de comer.
Llegamos al Tabernés y de nuevo mi potrillo nos recibe con amor, con ese amor que la juventud tiene entre las piernas siempre dispuesto a dar a cambio de nada. Le correspondo, siempre guardando las distancias, y cambiamos el material de montaña por el neopreno y compañía.
Con la comida en la garganta salimos lentos y pesados a por el Gorgas de la Pez. La tarde se va tornando plomiza, las nubes francesas se internan cada vez más en nuestra casa. Así las cosas acabamos la aproximación en una horita, dicen las reseñas que con 50 minutos basta, pero llevamos ese ritmo justo para no echar la pota.
Empiezan las maniobras en el Gorgas de La Pez
Con el inicio del barranco a nuestros pies y los últimos sudores del esfuerzo que supone el neopreno empezamos a patinar, sobre todo Pedro y yo que vamos con zapas viejas. Se tercia invertir en un buen calzado de barrancos, a ver si el bolsillo lo permite.
Es un barranco de alta montaña, va muy bien de agua, agua muy fría que el no sol no calienta. Eso más viento es destemple casi garantizado. Pero el trayecto es corto, 185 metros de desnivel que salvamos en casi dos horas. Efectivamente, el destemple es moderado.
Invernal estampa en el Gorgas de La Pez
Los barrancos son especiales, para mí representan una suma de grandezas a las que poco les falta para ser el TODO en la montaña. Agua mansa y rebelde, roca brillo y mate, viento, profundidad, luz y contraluz, extremos que me proporcionan casi todo lo que deseo. Y si este ha sido espectacular, el de mañana… Ya te lo cuento.
Salimos y volvemos sobre nuestros pasos hasta Tabernés. De nuevo mi potrillo nos recibe juguetón.
Qué buen rollo que te reciban con tanto carino
Me da la sensación de que nuestros culos le hacen feliz, pero no va a tener oportunidad, esa joven tranquilla da miedo y hoy va a dormir sola... que se vaya acostumbrando.
Ahora toca otro tipo de carne, concretamente las 6 hamburguesas de Álvaro, la botella de Rioja, las patatíviris, el jamón, el queso, las risas en el refu, lugar donde recordamos las milis de cada uno. Fuera el día se pone antipático. Viento y lluvia que sentimos en la chapa del tejado del Tabernés.
Que no falte de nà...
Mistela y pacharán. Hoy dormimos con este mezclote de brebajes y soñando con la cresta, con el Bachimala, con el barranco… y con el potrillo feliz, ¿estarán cambiando mis tendencias amorosas?
Jorge nos ha vendido varias opciones para rematar estas tres impresionantes jornadas de desconexión. Triunfa la del Palomeras del Flumen (otro enlace). A tres horas de carretera llegamos a Santa Eulalia de La Peña y poco más tarde al Flumen. Dice que no es un barranco muy concurrido tanto por su aproximación como por su salida: Coscoja, aliagas, vegetación dura del mediterráneo que nos deja en el agua al pie de la Peña de San Miguel.
Vista del tajo a la salida del barranco.  Boquiabiertos...
Dice la leyenda que este tajo, el Salto de Roldán, es el que el gigante Guara hizo con su espada por orden de Gabardón para separar al desdichado Gratal de su amada Gabardiella. Y, como siempre, todo lo bello es fruto del amor y el desamor, de las recompensas y malsabores de los seres que ganan o pierden aquello que más desean… Y me acuerdo de mi potrillo, de que con un poco de voluntad podría haber cabido en la furgoneta. Y de lo malamente que lo iba a pasar buscando hierba fresca en la Playa del Postiguet. Ha sido un acto de impagable amor el haberlo dejado allí, concluyo.
Y poco a poco nos sumergimos en el barranco. La sensación de descubrimiento es la primera que me invade. Calizo, rebosante de vegetación verde, de agua fresca y corriente… Pronto llegan las curvas sinuosas talladas por el líquido.
Pedro maniobra entre las sinuosas formas  del Flumen
Está claro que el tiempo y el roce han dado formas de deseo a una roca que en su día tendría otro cuerpo más aburrido. Añado el factor luz. Brilla el sol y además la iluminación es cenital. Los contrastes son lo siguiente a espectaculares y conforme avanzamos el barranco se comprime, las paredes casi se rozan y las estrecheces imprimen fuerza al cauce.
Varias escenas en las que Jorge y Pedro disfrutan con el agua y la roca... 
Estoy alucinando, estoy absorto, perdido en todo este compendio de luz, sonido y sutilezas de la naturaleza. Elementos que puedo palpar, ver, oir, saborear, oler y sentir sin que nadie me lo cuente. Lo habrán experimentado cientos o miles de personas, geológicamente son millones de años y partículas las que han trabajado hasta conseguir esto, pero hoy y yo, hoy Jorge, Pedro y yo estamos descubriéndolo… Me siento vivo, privilegiado y responsable. En nuestras manos está el que mañana sea de nuevo descubierto por otros.
Además de lo visto... ¡qué más se puede pedir!. Repetiremos
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*La ruta: Ref Tabernés - Collado de la Señal de Biadós - Punta del Sabre - Gran Bachimala - Cinqueta - Tabernés.
---En wikiloc:

---En Everytrail:
Ref Tabernés - Bachimala at EveryTrail
EveryTrail - Find trail maps for California and beyond



Comentarios

  1. Ainssss.
    Queé goce veros y leeros... Pero yo quiero irrrrrrrrrrrrr!

    Todo se andará.
    Abrazos

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  2. Grande!!!!!

    En la casa de la primera de la primera foto, es la llegada de la ultra de sobrarbe!!!
    Escenario inmejorable!!! y muchas ganas que tenia de estar alli!!!

    Grande!!!!!!

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  3. Que guay, que envidia...!!

    Elías

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  4. Privilegiados. Hermosos paisajes y un patrimonio cultural sin par.

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